"Por quién doblan las campanas" de Ernest Hemingway
"Por quién doblan las campanas" de Ernest Hemingway
Es una novela escrita por el autor estadounidense Ernest Miller Hemingway que fue publicada en 1940. Es una novela sobre la guerra, en específico sobre la Guerra Civil Española. Ernest Hemingway estuvo como periodista documentando y participando activamente en el conflicto, y supo de primera mano los destrozos y el dolor que hubo ahí, además de sus consecuencias finales.
Con gran acierto la historia que él nos preparó inicia con el poema de John Donne “Por quién doblan las campanas” (Whom the bell tolls). Mismo poema por el que nombró su novela. El cual va de la siguiente manera:
“Ningún hombre es en sí equiparable a una Isla; todo hombre es un pedazo del Continente, una parte de Tierra Firme; si el Mar llevara lejos un Terrón, Europa perdería como si fuera una Promontorio… como si se llevaran una Casa Solariega de tus amigos o la tuya propia. La Muerte de cualquier hombre me disminuye, porque soy una parte de la Humanidad. Por eso no quieras saber nunca por quién doblan las campanas; ¡están doblando por ti…!”; John Donne
Hay tres partes que me gustaría resaltar. El primer verso: “Ningún hombre es en sí equiparable a una Isla”. Podemos extraer varias reflexiones, por ejemplo: nadie esta sólo. Lo cual puede refutarse diciendo que sí, nacimos solos y moriremos solos. Pero si has llegado a leer esto puedes estar seguro de que no, porque alguien se encargó de que pudieras sobrevivir hasta este momento. Pero al mismo tiempo podría refutarse al poner en ejemplo a los ancianos que son abandonados por sus familias, y se quedan solos. Lo cual no debería de ocurrir, pero ocurre. Y aunque en un plano estricto sí están solos, dieron alguna lección o atributo a alguien aunque no fuese de su familia. Eso que ellos dieron consciente o inconscientemente forma parte de alguien más. Así como ellos recibieron y queda en su memoria, no están solos.
"La Muerte de cualquier hombre me disminuye, porque soy parte de la humanidad". Aquí engloba también la falta a la integridad y violación a los derechos de las demás personas, así estén al otro lado del mundo y no los conozcamos. Porque todos formamos una misma especie. Ninguna superior a la otra, por lo tanto ninguna inferior a la otra. Cuando alguien sufre, nosotros no avanzamos. Cuando alguien fallece, el aporte que hacía a otros y al planeta se pierde. Algunos podrán objetar que nadie es indispensable. Pero, tal vez es cruel y poco objetivo decir eso. Algo le dejas a alguien: siempre. Tal vez el modo en que comes, o vistes o saludas por la calle. Tal vez alguna frase que dijiste o animaste a otra persona. A la hora de corregir a un menor o a un adulto. Todos contribuimos, con mucho o con poco, pero somos importantes.
"Por quien doblan las campanas, están doblando por tí." Es aceptar la muerte, aceptar el fin de nuestro curso físico. Abrazar la mortalidad, no es desear morir. Es valorar la vida, y cada momento que esta nos ofrece. Los malos momentos son los que nos ayudan a apreciar los buenos, y a crecer en cualquier ámbito.
Bajo los sentimientos y reflexiones de este poema, Hemingway logró escribir una novela maravillosa, pero sobre todo humana. Quizá sea un poco tardada de leer, pero la descripción que él logra, la amenidad de sus personajes, y el catarsis que obtiene, son sin duda algo ejemplar y memorable. Invito a usted lector, darle una oportunidad a esta obra clásica.
Las siguientes frases fueron las que me impactaron más. Esta libre de sorpresas inrequeridas o como algunos lo conocen "spoilers".
Las mejores frases:
“Pero no le gustaba esa tristeza; era de mal agüero. Es la tristeza que se le nota a los hombres poco antes de que nos abandonen o nos traicionen; la que viene antes de la crisis.” P.20
“Los mejores de todos ellos—siguió pensando—eran alegres. Resultaba mucho mejor ser así. La alegría tiene su significado; es como un signo de inmortalidad mientras aún se vive.” P.25
“Estaba violando la segunda de las dos reglas que hay que mantener para llevarse bien con la gente de habla hispana: la primera, darles tabaco a los hombres; la segunda, dejar en paz a las mujeres.” P.32
“—No me gusta matar animales— A mí me sucede lo contrario —dijo el viejo —A mí no me gusta matar hombres. —A nadie le gusta; solamente a los que están trastornados—“P.47
“Los gitanos creen que al oso hermano del hombre, porque bajo la piel tiene su mismo cuerpo, porque bebe cerveza y le gusta la música y el baile.” P.48
“¡Sí! ¡Y volveré a matar! Pero si sobrevivo a ello, trataré de vivir sin hacer daño a nadie, de modo que me sea perdonado. —¿Perdonado por quién? – ¿Quién sabe? Desde que ya no tenemos a Dios, ni a su Hijo, ni al Espíritu Santo, ¿quién habrá de perdonarnos? ¡No sé! —¿Ya no tienes Dios?— ¡No, hombre! ¡Claro que no! Si existiera Dios, nunca hubiera permitido que sucedieran las cosas que yo he visto con mis propios ojos. ¡Déjales a ellos que tengan Dios! (…) –Entonces, serás tú mismo quien te perdonará por haber matado.” P.49
“—Ni siquiera mataría a un obispo; ni siquiera a un propietario de ninguna clase. Los haría trabajar todos los días, como lo hemos hecho nosotros en los campos y en las montañas o cortando leña, por el resto de sus vidas. Así verían para qué nace un hombre. Que durmieran como lo hacemos nosotros, y comieran lo que hemos comido nosotros. Pero sobre todo, que trabajaran. ¡Eso les enseñaría!” P.49
“Con matarlos no se gana nada— dijo Anselmo— No los puedes exterminar, porque de su simiente nacerán otros, con más odio. La prisión no es nada. La prisión engendra odios. Eso lo tendrán que aprender nuestros enemigos.” P. 50
“A las posibilidades de leer por la noche, descansando, y a todas las cosas que disfrutara y que ya había olvidado, y que volvían cuando probaba este líquido de alquimia, opaco y amargo, que trababa la lengua, calentaba el estómago, alteraba las ideas y hacía bullir el cerebro.” P.59
“Pensó que las cosas que se hacen con las propias manos son las que mejor resultan, las más simples, las más aconsejables desde el punto de vista quirúrgico, ahora que las cosas se estaban produciendo.” P.61
“Lo que tenga que ocurrir, ocurrirá”. P. 62
“—¡Seguridad! –Exclamó la mujer— ¡No existe semejante cosa! Hay tantos aquí ahora buscando su propia seguridad, que constituyen un peligro. Buscando tu propia seguridad lo pierdes todo.” P.62
“La mujer de Pablo asintió que su ira se iba convirtiendo en un sentimiento de pena, de anhelo y promesas frustradas. Conocía ese sentimiento desde que era una niña, sabiendo los motivos que lo habían producido a través de toda su vida. Le llegó ahora de repente, y lo alejó, sin dejar que le afectara a ella ni al cariño que sentía por la República.” P.66
“Con las bromas se descomponen las cosas (…) Me gusta mucho bromear, pero no con los nombres, que son como una bandera.” P.75
“Un hombre débil puede significar un gran peligro.” P. 77
“—Dijo que nada se le puede hacer a nadie, cuando se hace por cariño. Y que si una llega a amar a alguien todo lo demás se borra.” P. 83
“—Todo el mundo necesita hablar con alguien— se disculpó la mujer— Antes, teníamos la religión y otras tonterías. Ahora cada uno debería tener alguien a quien poder hablar, francamente, porque por más valor que se tenga, uno se siente solo— No estamos solos; estamos todos juntos.” P.100
“La tristeza se disipará con el sol; es como la niebla.” P.100
“Nunca más listo que ahora. ¡Adios! No estéis tristes. Morir no es nada.” P.123
“¡Habla! ¿Para qué hemos nacido, si no es para ayudarnos unos a los otros! Limitarse a escuchar sin decir nada es una ayuda bien pobre.” P.151
“De modo que si he de cambiar una vida de setenta años, por setenta horas de vida intensa, ya las estoy disfrutando y es una suerte que lo reconozca. Y si no existe la posibilidad de que las cosas duren un largo tiempo ni el resto de nuestras vidas, sino que solamente existe el presente, entonces alabemos al momento, pues en él me siento muy feliz.” P.181
“El morir no tenía ninguna importancia y él no tenía en su mente ninguna representación de lo que era la muerte o el temor. Pero la vida era un campo de trigo, ondulado por el viento al pie de una ladera; era un halcón en el cielo; era un botijo en medio del polvo de la trilla; era un buen caballo entre las piernas y una carabina al costado y una colina y un valle por el que corre un arroyuelo bordeado de árboles, con las montañas altas a lo lejos.” P.332
¿Debemos cumplir las órdenes imposibles? (…) Su imposibilidad sólo puede demostrarse llevándolas a cabo. ¿Cómo saber si son imposibles, si no se intenta realizarlas.” P.176
“Las últimas noches nunca sirven para nada, como no sirven para nada las últimas palabras. Aunque, a veces éstas resultan buenas.” P.377
“Hemos nacido en una época de grandes dificultades. Cualquier otro tiempo fue más fácil de sobrellevar. Uno sufre poco, porque nos hemos criado para sufrir. Los que sufren mucho no se pueden adaptar a este clima. Es época de decisiones difíciles.” P.390
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